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Sobre la guerra imperialista
La versión electrónica del 5º número de la “Revista Comunista Internacional” (http://www.iccr.gr/) que tiene como tema la cuestión de la guerra imperialista ha sido publicada. El KKE ha contribuido con el siguiente artículo: “La intensificación de los antagonismos imperialistas en la región del Mediterráneo Sudeste y los Balcanes. La posición del KKE sobre la posibilidad de implicación de Grecia en una guerra imperialista.”
La intensificación de los antagonismos imperialistas en la región del Mediterráneo Sudeste y los Balcanes. La posición del KKE sobre la posibilidad de implicación de Grecia en una guerra imperialista
“La guerra no ocurre por casualidad, no es un “pecado”, como creen los sacerdotes cristianos (que predican el patriotismo, el humanismo y la paz tan mal como los oportunistas), sino que es una etapa inevitable del capitalismo, una forma de la vida capitalista tan natural como es la paz. La guerra de nuestra época es la guerra de los pueblos. De esta verdad no surge la conclusión que debemos nadar por donde va la corriente “popular” del chovinismo sino que también en período de guerra siguen existiendo y se manifiestan las contradicciones clasistas
que dividen a los pueblos”.
El Partido Comunista de Grecia (ΚΚΕ), que se mantiene fiel al Marxismo-Leninismo y el internacionalismo proletario, a través de su prisma se ocupa también de la cuestión de la guerra. La posibilidad de la guerra y la implicación de Grecia en esta, fue un tema particular en el último, el 19º Congreso del KKE (11-14 abril de 2013). En la Resolución Política se dan direcciones importantes respecto a la preparación del Partido ante esta posibilidad, ya que todos los desarrollos justifican plenamente a Lenin, que subrayó que la guerra es una “fase inevitable del capitalismo, una forma de la vida capitalista tal normal como la paz”. La “paz” imperialista prepara nuevas guerras imperialistas. El KKE no se limita a repetir las verdades leninistas sino que las utiliza como base para analizar los desarrollos socioeconómicos y políticos específicos de nuestra amplia región, que son explosivos y crean una situación muy peligrosa para la vida de los trabajadores. El artículo tratará este enfoque del KKE.
1. La región es un “imán” de las contradicciones interimperialistas
La región de los Balcanes (hoy existen 11 Estados y el protectorado del Kosovo) en el siglo 19º se caracterizaba como el “polvorín” de Europa debido a las fuertes contradicciones y los conflictos militares, detrás de las que estaban las grandes potencias de entonces que pretendían beneficiarse de la crisis del Imperio Otomano feudal y de la aparición de Estados nacionales burgueses en su lugar, cuyas fronteras estaban constantemente cuestionadas. De hecho, una situación similar se formó en el terreno del Imperio Otomano en el Medio Oriente, después de la Primera Guerra Mundial, donde se introdujeron y se reforzaron las relaciones de producción capitalistas y se trazaron fronteras. Después de la Segunda Guerra Mundial se crearon nuevos Estados burgueses “nacionales” (aproximadamente 20) y se intensificaron las contradicciones entre las potencias fuertes.
En los últimos años, después de los acontecimientos contrarrevolucionarios y el derrocamiento del socialismo en la URSS y los países de Europa del Este, la región del Mediterráneo Sureste (Medio Oriente) y de los Balcanes, ha sufrido la intervención imperialista en Yugoslavia[1], en Irak[2], en Libia[3]. Mientras que desde 2011 y hasta la fecha, está en desarrollo la intervención imperialista de EE.UU., de Francia, de Gran Bretaña en Siria, donde con la ayuda principal de Arabia Saudita, de los Emiratos Árabes, de Turquía, de Qatar etc. pretenden derrocar el régimen de Assad, nuevamente con el pretexto de la “promoción de la democracia”. Los trabajadores, y ante todo los comunistas, no podemos en ningún caso aceptar que EE.UU. y la OTAN que son responsables de tantas dictaduras y masacres, pretenden salvaguardar los derechos democráticos y las libertades del pueblo de Siria. Ni tampoco podemos creer que los monarcas y los príncipes de las monarquías del Golfo, se interesen por la “democracia” en Siria.
Pero ¿qué es lo que atrae la intervención imperialista y la guerra en nuestra región como un “imán”?
La posición geográfica de dicha región, que es la “encrucijada” de tres continentes (Europa, Asia, África), objetivamente crea importantes canales de comunicación, tanto para las actividades económicas como por razones político-militares. Tal vía es el Canal de Suez, el Bósforo, el Golfo Pérsico, los tubos de petróleo y de gas natural, que son una red en constante expansión, los grandes puertos, la infraestructura ferroviaria y las carreteras, los redes de transporte de electricidad etc. Son las islas que se utilizan por los imperialistas como “portaaviones” insumergibles, por ejemplo Creta y Chipre, así como decenas de bases militares que tienen en la región los EE.UU., la OTAN y, en menor grado, Rusia.
El control de la infraestructura económica, la influencia político-militar de cada potencia imperialista en la región, es una “precondición” adicional para acercarse a otras regiones que tienen o pueden adquirir una importancia estratégica, como son el Mar Caspio, el Cáucaso, África etc. Incluso, cuando no pueden adquirir esta “precondición” están interesadas en que lo pierda su antagonista.
Como señaló Lenin: “Para el imperialismo es sustancial la rivalidad de varias grandes potencias en la aspiración a la hegemonía, esto es, a apoderarse de territorios no tanto directamente para sí, como para el debilitamiento del adversario y el quebrantamiento de su hegemonía”.[4]
En la región existen importantes reservas de hidrocarburos. Además, se han descubierto en el Mediterráneo Oriental reservas que son la “manzana de la discordia” para los monopolios de energía, debido al desarrollo de la tecnología minera de yacimientos en gran profundidad, al ascenso significativo de los precios de los hidrocarburos, siendo una explotación rentable. El control de las reservas de energía en la región, que pueden aumentar la rentabilidad de los monopolios, es otro factor importante de agudización de las contradicciones en dicha región[5].
El retroceso histórico en el desarrollo de la lucha de clases, tras el derrocamiento del socialismo en la URSS y los demás países de Europa Central y Este, la crisis capitalista y la agresividad del capital, la desregulación de los mercados y las privatizaciones como características de las reestructuraciones capitalistas crean una nueva situación que provoca la agudización de los antagonismos y los reordenamientos. La burguesía de los antiguos países socialistas (Europa Central y Este, Balcanes, antigua Unión Soviética) así como de aquellos donde ha habido un retraso significativo en el desarrollo del capitalismo (África del Norte, Medio Oriente) pretende promover una modernización y reestructuraciones burguesas que correspondan a la base económica actual, con el fin de aumentar la rentabilidad del capital, la incorporación en el sistema imperialista y sus uniones (OTAN, UE etc.). Sin embargo, este objetivo provoca las contradicciones y los conflictos internos entre los distintos sectores de la burguesía de cada país, así como de las potencias imperialistas poderosas ya que en la región se intensifica el esfuerzo de la penetración, sobre todo económica, por otras potencias también como son China y Rusia. Así que los monopolios, utilizando también los mecanismos estatales, se enfrentan fuertemente para repartir y controlar las cuotas del mercado. Por supuesto, estos conflictos inter-capitalistas, pueden ser escondidos bajo otros “mantos” como por ejemplo la “Primavera Árabe”, utilizando contradicciones interburguesas internas, así como las luchas y las aspiraciones de las masas obreras y populares para los derechos políticos, sindicales y democráticos.
2. Nuevos asuntos en la región, ante el fondo de los viejos
Desde hace años, en la región hay graves problemas que afectan la evolución de los desarrollos, como son la ocupación dePalestina por Israel, la ocupación continua del 40% de Chipre por Turquía, la “independización” de Kosovo, las consecuencias de la ocupación de Irak por EE.UU., la ocupación de territorios sirios y libaneses por Israel, los desarrollos en Irán donde coexiste la búsqueda de un compromiso con respecto a las armas nucleares y las amenazas lanzadas por EE.UU. e Israel.
En los Balcanes y en el Mediterráneo Oriental hay una multitud de nacionalidades y religiones, minorías nacionales y religiosas de formas de organización social precapitalistas en los Estados existentes. Por supuesto, estas contradicciones, que no han sido “absorbidas” por el desarrollo capitalista, se reflejan también en la superestructura, en el relativo atraso de formación de un sistema político burgués representativo. Todo ello facilita la política de “divide y reina”, la política de agitación de asuntos de minorías y de fronteras que implementan los imperialistas para promocionar sus planes. Esta situación se utiliza también por las clases burguesas para atrapar a los trabajadores en el marco del nacionalismo y del expansionismo [6]. Es cierto que los cambios de las fronteras, la fragmentación de los Estados no se hacen sin derramamiento de sangre, sin la implicación de intereses imperialistas antagónicos. La consigna que dicen los manifestantes en las concentraciones antiimperialistas en Grecia “Los imperialistas reparten de nuevo los territorios y marcan las fronteras con la sangre de los pueblos” captura la verdad[7].
En estos asuntos las posiciones y los análisis del KKE son bien conocidas. Por esta razón nos enfocamos enlos temas más recientes.
Unos de ellos es la llamada “Primavera Árabe”, como fueron caracterizados los acontecimientos en Egipto y en Túnez, en la que hay una combinación de factores internos y externos, donde los internos son predominantes. Esto tiene que ver con la actividad de sectores de la burguesía, de las capas medias, que tienen una mayor participación, y de la juventud, que buscan la modernización de la base económica y la adaptación burguesa parlamentaria del sistema político a la economía capitalista desarrollada. Este objetivo moviliza además a fuerzas obreras.
A menudo, nuevos o viejos sectores de la burguesía se entrelazan con nuevos o viejos aliados extranjeros. Así que estos desarrollos –la movilidad, los enfrentamientos- están ligados con la intervención de grandes Estados imperialistas para el control más eficaz de la región. En todo caso, los planes de EE.UU. sobre el control del llamado “Gran Oriente Medio” no son desconocidos.
Hemos visto que durante los últimos tres años bajo la influencia de los problemas populares agudizados, al principio se organizaron grandes movilizaciones obreras y populares, levantamientos primero en Túnez y luego en Egipto cuyas demandas básicas fueron la confrontación de la pobreza, del desempleo, de la corrupción, la ampliación de los derechos y las libertades democráticas, la eliminación de los regímenes autoritarios de Ben Ali y de Mubarak cuyos partidos fueron miembros de la Internacional Socialista. Como resultado, al principio, surgieron en el poder las fuerzas del llamado “Islam político”, mientras que en Egipto estas fuerzas (“Hermanos Musulmanes”, presidencia de Morsi) fueron violentamente desplazadas por el gobierno del país, tras el golpe militar, que se aprovechó de las condiciones que se formaron a través de estas movilizaciones organizadas por fuerzas burguesas y pequeñoburguesas, liberales y socialdemócratas, que se unieron temporalmente bajo el “paraguas” de la “laicidad”. Tanto en el primero como en el segundo caso, estos cambios en la cima de la superestructura política se llamaron arbitrariamente “revolución”, lo cual por supuesto no tiene ninguna relación con la realidad, y esto para los más escépticos lo demuestran los acontecimientos del último período.
Se ha demostrado que las luchas de las fuerzas populares contra el desempleo, la pobreza, la indigencia, la represión estatal, la corrupción, el saqueo de los recursos naturales de sus países por los monopolios nacionales y extranjeros, cuando se limitan sólo a la alternancia de los gobiernos antipopulares, a derechos democráticos burgueses, no tienen el resultado esperado en favor del pueblo. Rápidamente, las expectativas del pueblo han sido desmentidas por las fuerzas políticas que prevalecieron en la llamada Primavera Árabe. Los intereses populares no se pueden satisfacer ni por el gobierno de Morsi y los Hermanos Musulmanes, que impusieron una política antilaboral de apoyo a los monopolios, ni por el sector de la burguesía que ha apoyado el golpe de Estado militar y eligió como presidente de la República al general Sisi.
La crisis en el sistema político burgués de Egipto está conectada también con los antagonismos de centros imperialistas para asegurar los recursos naturales de la región amplia y de las rutas de transporte de energía.
La burguesía de Egipto tiene soluciones alternativas para salvaguardar sus intereses; el papel del ejército y de los llamados movimientos religiosos son algunas de ellas. Es necesario que la clase obrera, los sectores populares pobres no se limiten solamente a que se vaya uno u otro gobierno, que no se atrapen en soluciones supuestamente transitorias que preparan el próximo gobierno antipopular.
Los acontecimientos revelan que cuando la clase obrera no tiene un Partido Comunista con independencia estratégica de la burguesía, entonces el descontento popular y la protesta se convierten en parte de los planes de reforma del sistema político.
Desde hace más de tres años está en desarrollo la intervención imperialista en Siria que está claramente vinculada con los demás desarrollos en la región como por ejemplo con la intervención de la OTAN y los acontecimientos que están en desarrollo en Libia, así como los desarrollos en Irak. Es claro que los acontecimientos en Siria tienen sus raíces en el interior del país, dado que Siria está en el camino de desarrollo capitalista y a ello se deben los problemas económicos, sociales y políticos que sufren la clase obrera y los demás sectores populares. Se trata de problemas que se agudizaron en los últimos años antes de la intervención imperialista, debido a la política de privatizaciones, de reducción de los derechos laborales y populares y de los sueldos, que se promueven a favor de la burguesía nacional.
Paralelamente a las reacciones populares frente a las medidas antipopulares, se llevó a cabo una intervención imperialista abierta por parte de EE.UU., la UE, Israel, Turquía, Arabia Saudita, Qatar etc. Es evidente que algunas potencias imperialistas están interesadas en la desestabilización y el debilitamiento de las fuerzas políticas burguesas dominantes del régimen burgués sirio que mantiene relaciones estrechas con Rusia y que por sus propias razones entró en conflicto con el “aliado más leal” de los EE.UU. en la región, Israel, y constituye un aliado de otras fuerzas en Palestina, en Líbano, que luchan contra diversos planes imperialistas.
El debilitamiento de estas fuerzas que son lideradas por el presidente Assad o incluso su derrocamiento facilitó los planes imperialistas de ataque contra Irán bajo el pretexto de su programa nuclear. Incluso puede llevar a nuevos desmembramientos de Estados en la región y a un domino de desestabilización y derramamiento de sangre, lo cual traerá nuevas guerras e intervenciones imperialistas.
Haciendo un breve repaso histórico, podemos evaluar que después de la II Guerra Mundial, gracias a la influencia de la URSS, debido a su contribución a la Victoria Antifascista, a la superioridad del socialismo en cuanto a la reconstrucción del país, la formación de regímenes socialistas en Europa Este, el colapso del colonialismo, se llevaron a cabo procesos positivos en la correlación de fuerzas internacional. Por supuesto, estos procesos han sido sobreestimados por el movimiento comunista, porque el sistema imperialista internacional permanecía fuerte y justo después del fin de la guerra, el imperialismo, bajo la hegemonía de EE.UU., inició la “Guerra Fría” y elaboró una estrategia para socavar el sistema socialista y reagrupar fuerzas.
En aquel período, en una serie de países, como en Siria, predominó la cuestión de la conquista de la independencia nacional como primera condición para la superación del retraso que predominaba en todos los sectores de la vida social. La URSS y los demás Estados socialistas elaboraron una política de cooperación económica etc. y de apoyo a los nuevos regímenes y entre ellos el de Siria, para que no se asimilaran en el mercado capitalista internacional, en las uniones imperialistas, para fortalecer las fuerzas en el interior del frente gubernamental que se posicionaban a favor de la “orientación socialista”.
Este esfuerzo de la Unión Soviética de desarrollar relaciones económicas, e incluso alianzas, con algunos Estados capitalistas contra potencias imperialistas más fuertes, era legítimo y comprensible, dado que se debilitaba el frente único de los imperialistas, se desprendían fuerzas de ello, al menos temporalmente, se utilizaban las contradicciones en el campo imperialista. El problema es que cuando aquella opción (estatal) coyuntural de la URSS, que se manifestaba a nivel económico, diplomático u otro hacia algunos países fue considerada como un principio, fue teorizada y se hablaba de la llamada “vía de desarrollo no capitalista” en estos países que se vinculaban con la percepción sobre una “transición pacífica”. Esto condujo a las fuerzas comunistas y consecuentemente al movimiento obrero a convertirse en muleta de las fuerzas burguesas.
De hecho, hasta hoy día algunos interpretan erróneamente las palabras de Lenin que “el capitalismo monopolista de Estado es la preparación material más completa para el socialismo, es su antesala, es el peldaño de la escalera histórica entre el cual y el peldaño llamado socialismo no hay ningún peldaño intermedio” [8], para justificar el apoyo activo y la participación de los comunistas en la gestión burguesa. A pesar de que esta gente entiende el capitalismo monopolista estatal meramente como la existencia de un sector estatal fuerte en la economía y no como el imperialismo, la fase superior del capitalismo, como lo había descrito Lenin, cabe subrayar algo más: Lenin nunca llamó a los comunistas a contribuir de posiciones gubernamentales u otras posiciones a la gestión y el fortalecimiento del capitalismo monopolista estatal. Los que revocan esta frase concreta de Lenin para justificar su participación en gobiernos burgueses “de izquierdas”, “patrióticas” etc. la han concebido erróneamente. Unas líneas antes de este pasaje, Lenin había escrito que “La guerra imperialista es la víspera de la revolución socialista” [9], sin embargo, esto no significa que los comunistas debemos saludar la guerra imperialista, o participar en esta al lado de la burguesía de nuestro país. Según la historia, Lenin fue él que levantó la bandera del internacionalismo proletario, contra la participación en la Primera Guerra Mundial Imperialista, una bandera que fue abandonada por la Segunda Internacional.
Así que la distinción equivocada de la burguesía en sección “patriótica” y sección “servil a los extranjeros”, la participación en gobiernos burgueses, pueden llevar al Partido Comunista y a los trabajadores a luchar bajo una “bandera ajena”, y Lenin había advertido de este peligro.[10] Es más, ya que en la práctica se demostró que no existe una “tercera vía hacia el socialismo”, tal como no existen etapas intermedias entre el capitalismo y el socialismo. Esto se ve también en el caso de Siria.
Señalamos estos puntos porque consideramos necesario aclarar que la posición del KKE contra la intervención imperialista en Siria no significa una identificación con el régimen de Assad, ni tampoco nuestra oposición al ataque imperialista contra Irán significa que renunciamos la oposición de nuestro Partido al régimen burgués de este país.
Los comunistas determinamos nuestra postura de la posición de ruptura con las opciones y los planes de la burguesía de nuestro país, como es la participación de Grecia en la guerra imperialista. Nuestra oposición a la guerra imperialista, la organización de la lucha del pueblo contra la implicación del país, contra el uso de los territorios, de los mares y del espacio aéreo de nuestro país como punto de partida para el ataque contra otro pueblo, es hoy día un asunto crucial que nos da la posibilidad de poner en el orden del día la cuestión del poder, llamando al pueblo griego y a los demás pueblos de nuestra región a organizarse y derrocar la barbarie capitalista que da lugar a la guerra.
Además, entendemos que el movimiento obrero revolucionario en Siria no puede ser indiferente ante la intervención imperialista extranjera, que se lleva a cabo actualmente en su país, ni con respecto a los planes de ocupación y desmembramiento de Siria; no es posible que no sea involucrado en la resistencia contra la intervención imperialista. Desde este punto de vista, expresamos nuestra solidaridad con la resistencia del pueblo sirio contra la intervención imperialista extranjera y al mismo tiempo consideramos que esta puede tener un resultado positivo solamente si está ligada a la lucha por una patria libre de capitalistas, fuera de las coaliciones imperialistas, una patria donde la clase obrera será el propietario de la riqueza que produce, donde la clase obrera estará en el poder.
Los últimos acontecimientos en Irak, con la actividad del llamado Estado Islamico (EI) que fue apoyado por Arabia Saudita, Turquía y por supuesto por los EE.UU. y otras potencias de diversas maneras con el fin de promover sus propios intereses en la región, pueden funcionar como un catalizador para los desarrollos. No sólo porque pueden ofrecer el pretexto de una nueva intervención militar de los imperialistas en la región, sino además porque por primera vez en décadas están allanando el camino para un posible cambio, temporal o permanente, en las “alianzas” en la región y una gestión diferente de parte de EE.UU. y UE, de la burguesía de Irán y tal vez de Siria. La postura del movimiento obrero y popular en este caso también no puede ser de apoyo de los imperialistas contra los “títeres” oscurantistas que ellos mismos crearon. Lo que se necesita es la emancipación del movimiento obrero de los planes burgueses-imperialistas en la región, la elaboración y el trazado de su propia estrategia, algo que sin embargo se hace difícil por la falta de un partido comunista fuerte con estrategia revolucionaria en Irak.
Por supuesto, esta conclusión es válida también para los acontecimientos peligrosos en nuestra región en general, como enUcrania. El conflicto sangriento se estalló en el terreno de la vía de desarrollo capitalista que sigue este país, con la intervención de la UE y de EE.UU. en los acontecimientos en Ucrania, en dura competencia de estas potencias con Rusia, por el control de los mercados, de las materias primas y las redes de transporte del país.
El derrocamiento del gobierno de Yanukovich no constituye un “desarrollo democrático” dado que con el apoyo de la UE y de EE.UU. surgieron en la superficie fuerzas reaccionarias, hasta incluso fascistas, utilizadas por la UE y EE.UU. para promover sus objetivos geopolíticos en la región de Eurasia.
El KKE ha evaluado que para el pueblo ucraniano tampoco es una solución la vinculación de Ucrania con la Rusia capitalista actual. El esfuerzo de dividir al pueblo de Ucrania en base étnica y lingüística y llevarle a una masacre, con consecuencias incalculables trágicas para él mismo y para su país, para elegir entre una u otro unión capitalista interestatal es completamente ajeno a los intereses de los trabajadores. Hemos expresado nuestra convicción de que el pueblo trabajador de Ucrania debe organizar su propia lucha independiente teniendo como criterio sus intereses, no a quién imperialista elige una u otra sección de la plutocracia ucraniana. Debe trazar el camino hacia el socialismo que es la única alternativa ante los impasses del camino de desarrollo capitalista. El pueblo de Ucrania ha experimentado lo que significa el socialismo. En gran medida añora las enormes conquistas sociales para la clase obrera y los demás sectores populares. El KKE ha exigido que nuestro país no tenga ninguna participación, ni implicación en los planes imperialistas de la OTAN, de EE.UU. y de la UE en Ucrania. Destacando que la crisis capitalista y las guerras imperialistas van mano a mano y que el pueblo no tiene ningún interés de la participación de Grecia en estos planes.
3. La crisis capitalista y la agudización de las contradicciones interimperialistas
La experiencia histórica demuestra que tanto la Primera como la Segunda Guerra Mundial fueron el resultado de la gran agudización de las contradicciones interimperialistas por el nuevo reparto del mundo. Estas contradicciones se intensificaron aún más debido a la existencia de la Unión Soviética en combinación con la crisis económica capitalista mundial (1929-1933). Estos desarrollos económicos en el mundo capitalista de aquella época fueron analizados en el informe del 18º Congreso del Partido Comunista (b) de la URSS, poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el 10 de marzo de 1939, donde se destacaba que: “Claro está que este giro tan desfavorable de los asuntos económicos ha tenido necesariamente que conducir a la agudización de las relaciones entre las potencias. Ya, la crisis anterior había revuelto todas las cartas y había recrudecido la lucha por los mercados y por las fuentes de materias primas”[11].
Hoy día, el KKE considera que “con la profunda crisis de sobreacumulación de capital en 2008 - 2009, que en varias economías capitalistas en realidad no ha sido superada, se hizo más evidente la tendencia de cambios importantes en la correlación entre los Estados capitalistas, bajo la influencia de la ley de desarrollo capitalista desigual. Esta tendencia tiene que ver con los niveles superiores de la pirámide imperialista (…)[12]. Las contradicciones interimperialistas que en el pasado llevaron a decenas de guerras locales y regionales y a dos guerras mundiales, todavía conducen a duros conflictos económicos, políticos y militares independientemente de la composición o recomposición, los cambios en la estructura y el marco de objetivos de las organizaciones imperialistas internacionales, la llamada “nueva arquitectura”. En todo caso, “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, sobre todo en condiciones de una profunda crisis de sobreacumulación de capital y de cambios significativos en la correlación de fuerzas en el sistema imperialista internacional donde el reparto de los mercados rara vez se hace sin derramamiento de sangre”[13].
La relación capitalismo-crisis-guerra conduce al aumento de los armamentos, a la creación de nuevas alianzas militares, a la actualización de más antiguas, como es la OTAN. En este período cabe destacar la carrera de potencias capitalistas emergentes como son China, Rusia e India para confrontar sus deficiencias y aumentar su fuerza militar en correspondencia con el nivel de influencia de sus grupos empresariales. Todo lo anterior intensifica aún más las contradicciones también en nuestra región, que tiene una importancia esencial en cuanto al reparto del botín de la enorme riqueza y de los recursos de energía en la región[14], las rutas de transporte de las mercancías. La confrontación puede, en uno u otro grado, ampliarse en toda la región (Mediterráneo Oriental, Oriente Medio y África del Norte, Golfo Pérsico, Balcanes, Caspia).
4. La posición de Grecia en los antagonismos interimperialistas en la región
Grecia, como un Estado capitalista que está en la fase imperialista del desarrollo del capitalismo, desde hace décadas se ha integrado en los organismos imperialistas de la OTAN (1952) y de la UE (1981) y participa activamente en los antagonismos interimperialistas que se desarrollan en la región. Después del derrocamiento contrarrevolucionario en los países balcánicos, la burguesía de Grecia se benefició y logró una acumulación importante y exportación de capitales en forma de inversiones directas que contribuyeron al fortalecimiento de empresas griegas y grupos monopolistas. Las exportaciones de capitales se expandieron a Turquía, Egipto, Ucrania, China así como a Gran Bretaña, EE.UU. y otros países. La burguesía de Grecia participó activamente en todas las intervenciones y guerras imperialistas, como por ejemplo contra Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia etc.
Al mismo tiempo, desde hace décadas la burguesía del país ha desarrollado una relación de competencia así como de cooperación con la burguesía de Turquía, la cual, sin embargo, ha trazado una política muy agresiva hacia Grecia y no reconoce la Convención Internacional sobre el Derecho del Mar (1982), considera que muchas regiones en el mar Egeo, conocidas también como “zonas grises”, están en disputa, mientras que no acepta que las islas griegas tienen plataforma submarina y Zona Económica Exclusiva (ZEE). Al mismo tiempo, la burguesía turca pretende utilizar, igual que en otros países de los Balcanes, las cuestiones de la minoría musulmana en Tracia Occidental. Estas cuestiones llevan al aumento de los armamentos así como a tensiones en el Egeo, “actos hostiles”, enfrentamientos aéreos etc.
Además, la participación de Grecia en la OTAN, las dependencias político-económicas y político-militares de la UE y EE.UU. restringen los límites de las maniobras independientes de la burguesía de Grecia, dado que todas las relaciones de alianza del capital se rigen por el antagonismo, la desigualdad y en consecuencia por la posición ventajosa de los más poderosos, se forman como relaciones de interdependencia desigual.
Sin embargo, no existen contradicciones solamente con Turquía, sino además con Albania donde se refuerzan las fuerzas políticas que plantean reivindicaciones territoriales a expensas de Grecia, mientras que varios oficiales han hecho declaraciones respectivas, dada la prioridad que da el nuevo gobierno albanés a la cooperación estratégica que está desarrollando con Turquía. Al mismo tiempo, el acuerdo sobre las fronteras marítimas de los dos países ha sido cancelado por el Tribunal Constitucional albanés.
Todavía permanecen los problemas con ARYM (donde el nacionalismo se alimenta entre ambos lados), con respecto al nombre de este país, mientras que queda pendiente la determinación de la ZEE en relación con Egipto y Libia. Se trata de problemas que tienen más complicaciones, debido a los desarrollos en estos países.todavñia
Así, en el marco del antagonismo feroz, que se está desarrollando en la región, todavía quedan muchos “asuntos pendientes” y no se puede excluir nada, ni siquiera una guerra imperialista.
Además, en los desarrollos que toman lugar en nuestra región, desde el punto de vista de los “planes operativos”, las bases militares de la OTAN en Grecia y Turquía, así como en el Oriente Medio juegan un papel importante. Las bases son los puntos de partida para el lanzamiento de ataques cuando están en su fase activa, mientras que son útiles para el abastecimiento, el estacionamiento y en general el apoyo de las operaciones combativas. Los imperialistas estadounidenses lo pensarían mejor a lanzar ataques basándose solamente en sus portaaviones, en sus bombarderos estratégicos, que puedan volar durante muchas horas, si no existieran bases e infraestructura, como es la base de Souda, el aeropuerto militar de Kalamata y las demás bases en la región de los Balcanes y del Oriente Medio[15].
En este punto cabe señalar que tras el estallido de la crisis, se ha deteriorado la situación de la economía griega capitalista en el marco de la zona Euro, en la UE y en la pirámide imperialista internacional en general. Los gobiernos burgueses griegos que antes de la crisis habían decidido en común sobre las reestructuraciones capitalistas antipopulares en el marco de la UE y encaminaron su implementación, han acordado en un memorándum con la Troika de los prestamistas (UE, FMI, Banco Central Europeo), en base al cual se implementan en el país duras medidas antipopulares que reducen los salarios y las pensiones, ponen la carga de la crisis en las espaldas de los trabajadores para que se recuperen los ritmos de rentabilidad del capital.
Aunque no es raro que un Estado capitalista, que está en crisis, reciba ayuda y apoyo de sus aliados internacionales, esto “alimentó” a algunas fuerzas políticas burguesas y oportunistas, como es el partido de los “Griegos Independientes”, el Amanecer Dorado fascista, así como la fuerza creciente de la socialdemocracia, SYRIZA, a hablar de “ocupación de Grecia”, “sometimiento”, “desaparición de la soberanía”, “dependencia” etc. En este marco se describe también la postura del gobierno griego en los antagonismos interimperialistas en la región como “servil a los extranjeros” o “subyugado”.
En realidad, estas evaluaciones omiten el hecho de que la burguesía de Grecia con la participación del país en el sistema imperialista (en base a su fuerza económica, militar y política) objetivamente durante décadas ha cedido ciertos derechos soberanos con el objetivo de fortalecer su posición, beneficiarse de su posición en estas y reclamar su cuota del “botín” imperialista.
Es indicativo que a pesar de la crisis capitalista, sectores de la burguesía del país como es el capital naviero, es uno de los más poderosos en el mundo. Así pues la participación de Grecia en los antagonismos imperialistas en la región, a veces con su participación activa en las guerras y otras veces con el intento de formar “ejes” (por ejemplo con Israel[16]) o en ocasión de retirada ante las pretensiones de la burguesía de Turquía[17], no tiene que ver con lα “entrega” y el “sometimiento” a los extranjeros, sino con la posición de Grecia en la “pirámide” imperialista y su esfuerzo de lograr nuevas ganancias[18] y cada vez los partidos gubernamentales pretenden llevarla el manto del “interés nacional”. En este punto es muy útil el recordatorio de Lenin sobre lo que fue en realidad el “interés nacional” en el caso de Bélgica de aquel entonces: “Las inversiones extranjeras de la burguesía belga son aproximadamente tres mil millones de francos. La salvaguarda de estas inversiones mediante el uso de cualquier tipo de fraude y maquinación es el verdadero “interés nacional” de la “Bélgica galán”.[19] Hoy día, la conexión orgánica de los intereses de la burguesía de Grecia con los planes imperialistas de la OTAN y de la UE es similar y claramente más profunda.
5. El movimiento obrero y comunista ante la agudización de las contradicciones interimperialistas y la posibilidad de una guerra imperialista
Los comunistas toman una posición ante los acontecimientos que se desarrollan; no pueden oponerse a toda guerra de manera general. La guerra verdaderamente justa en la época actual es la confrontación armada clasista por el poder, que es la tarea de los comunistas. Esto es algo que les distingue de los pacifistas. Juzgan cada vez concretamente en base a sus intereses clasistas que están en conflicto, las causas, las potencias implicadas, los objetivos de cada parte.
Las guerras imperialistas, las guerras por la conquista de mercados, de territorios, de control político directo, son típicos de la época contemporánea del capitalismo, y expresan la necesidad por una nueva distribución de mercados, por nuevos “acuerdos” de paz, en base al avance del desarrollo capitalista desigual.
Lenin, a principios del siglo 20, en referencia a la Primera Guerra Mundial, la describía en los siguientes términos: “La guerra europea y mundial tiene el claro y definido carácter de una guerra burguesa, imperialista y dinástica. Una lucha por los mercados y por la libertad de saquear países extranjeros, un intento por reprimir el movimiento revolucionario del proletariado y la democracia en los países individuales, el deseo de engañar, desunir y masacrar a los proletarios de todos los países, llevando a los esclavos asalariados de una nación contra los de otra para que se beneficie la burguesía; este es el único y verdadero contenido y significado de la guerra” [20].
Hoy día, la burguesía beneficiada también por la correlación de fuerzas internacional negativa, ha pasado a una “ofensiva” ideológica buscando ganar no sólo una tolerancia pasiva sino además el apoyo activo de las masas obreras y populares a sus planes imperialistas, sobre temas de intervenciones y guerras imperialistas. Por ello se utilizan, aparte de la cuestión de la defensa de la “patria”, otros pretextos nuevos como es la “promoción de la democracia”, las “causas humanitarias”, la “guerra contra el terrorismo”, la “lucha contra la piratería”, la “no proliferación de armas de destrucción masiva” etc.
Es necesario que los Partidos Comunistas refuercen su lucha contra todos estos argumentos y en general contra el intento de los burgueses y los oportunistas de desorientar a los trabajadores y convertirles en “carne de cañón” de las guerras imperialistas.
Veamos algunos de los argumentos contemporáneos básicos de nuestros oponentes.
5.1. La invocación de la “obligación nacional”
Las clases burguesas tratan de engañar y convencer a las masas trabajadores que la participación de Grecia en intervenciones imperialistas, en la preparación y conducción de la guerra imperialista sirve los intereses de la “patria”, es una “obligación nacional”. Esto lo hacen también en condiciones de paz pidiendo el “consenso social” y la “unanimidad nacional” para que la “patria” se haga más fuerte, así como en condiciones de guerra. En realidad, en ambos casos –de guerra y de paz- la burguesía pide a los trabajadores a hacer un esfuerzo para que se mejore la posición del país en la “pirámide” imperialista, para que se promuevan sus intereses.
Además, según la fase en que está el capitalismo (desarrollo o crisis capitalista) de adaptan también las consignas, por ejemplo actualmente en Brasil hay un crecimiento capitalista (aunque últimamente se ha frenado), el llamamiento de la burguesía es que el país sea más fuerte y que “se libre de la dependencia del imperialismo estadounidense”, mientras que en Grecia, que sufre la crisis capitalista pide a los trabajadores que traguen el veneno de sus medidas para que el país “recupere su soberanía”. Sin embargo, particularmente en condiciones de guerra imperialista se promueven consignas como la “organización patriótica unificada”, la “reconciliación nacional”, el “beneficio nacional” etc. Un ejemplo característico en Grecia de hoy es la base aérea-naval de EE.UU. en Souda (en la isla de Creta), que desempeña un papel importante en varias operaciones de los EE.UU, y de la OTAN en el Mediterráneo, como fue la guerra contra Libia. Los círculos ideológicos y políticos dominantes en el país hacen un esfuerzo de consolidar el argumento de que la existencia de esta base funciona a favor de los intereses económicos de los residentes de la isla y que debe haber un apoyo unánime en cuanto a la permanencia de esta base. Al mismo tiempo silencian y ocultan de los trabajadores las consecuencias y los peligros que conlleva la base de Souda, así como la participación de Grecia en los planes imperialistas, para los trabajadores y las familias populares. Estos peligros y consecuencias han sido revelados por el KKE.
5.2. La UE y la OTAN son una “garantía de seguridad”
Los partidos burgueses argumentan que Grecia es un “país pequeño” que “necesita alianzas internacionales” y promueven la necesidad de participación de Grecia en la UE y la OTAN, que se presentan como “garantes de la seguridad” del pueblo griego, en particular contra el peligro de Turquía. De esta manera justifican y llaman al pueblo a respaldar la participación del país en las intervenciones y los planes imperialistas de la UE y la OTAN.
En realidad la adhesión de Grecia en estos dos organismos imperialistas no ha servido como garantía a la seguridad del país. Al contrario, han complicado las cosas y son la base de la retirada de los derechos soberanos del país, a lo que proceden los gobiernos burgueses para asegurar su posición en estos organismos y para acerarla ante el movimiento obrero-popular.
5.3. La demanda de “disolución de la OTAN”, en lugar de la retirada de esta
Vemos que en todo caso las fuerzas oportunistas con su actitud funcionan como apoyo de la burguesía, tanto en condiciones de paz como en el caso de una guerra. Por ejemplo, es indicativa la postura que mantuvieron las fuerzas oportunistas en la guerra contra Yugoslavia, cuando a través de los gobiernos dela centroizquierda en Francia e Italia participaron en los bombardeos de la OTAN. Pero también en otros casos, son las fuerzas que aceptan y promueven entre los sectores populares los pretextos imperialistas, tal como ocurrió, por ejemplo, recientemente en el caso de Libia por las fuerzas del Partido de la Izquierda Europea, que participan en GUE/NGL.
Las fuerzas oportunistas de SYRIZA en Grecia que son más “atentas” debido a la existencia, la actividad y la influencia de las posiciones del KKE, han encontrado su propia manera de responder a la demanda de retirada del país de las uniones imperialistas como es la OTAN. Por lo tanto, promueven la demanda de la “disolución de la OTAN”. Pero ¿cómo es posible disolver este organismo imperialista si no se ve debilitado por la retirada de cada país? Actualmente, para que la retirada signifique un verdadero desenredo de toda unión imperialista, solamente puede ser garantizada por el poder obrero. En realidad la postura de los oportunistas es en general pacifista y solamente en palabras “contra la OTAN”; en la práctica no afecta en absoluto la existencia y la actividad del organismo imperialista de la OTAN ni tampoco la participación del país en los planes imperialistas. Además, se fomenta el consentimiento y el derrotismo por la opinión, que también adopta SYRIZA, que su oposición a la OTAN no es por el presente porque no lo permite la correlación de fuerzas, remitiéndola deliberadamente a un vago futuro, tal como hacen los oportunistas con respecto a la cuestión de la lucha por el socialismo, que esto también se remite a las “calendas griegas”. Nuestra evaluación está justificada por los comentarios de la cabeza de SYRIZA: “Lo digo de la profundidad de mi alma; Grecia pertenece a la UE y la OTAN, esto es indiscutible.”[21]
5.4. La UE debe ser “democratizada” y su papel debe reforzarse, a través del refuerzo de la política exterior y de seguridad común de la UE
Como es bien sabido, en 2013 el premio Nobel por la paz fue concedido a la UE. Miles de trabajadores en todo el mundo sintieron disgusto por esta decisión. Nuestro partido destacó que: “este premio es un acto de decadencia y horror tanto por los que lo dieron como por los que lo recibieron” recordando el papel de la UE en las guerras contra Yugoslavia, así como las más recientes.
Al mismo tiempo, las fuerzas oportunistas de SYRIZA argumentan que si la EU se democratiza, si “cambia” a través del surgimiento de gobiernos “izquierdas” y además se refuerza su papel, si adquiere “independencia” ante la OTAN, y adquiere “su propia” política exterior y política de defensa, entonces constituiría un “agente de la paz”, “se convertiría en una fuerza mundial” y demostraría que merece este premio.
Los oportunistas pretenden desorientar a los trabajadores fomentando una aproximación sin referencia clasista con respecto a las uniones interestatales capitalistas. Sin embargo, es bien conocido que la UE se ha formado desde el principio, como “Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA)” (en 1951) y como Comunidad Económica Europea (CEE)(en 1957), para servir a los intereses del gran capital. Para hacer más eficaz la explotación de los trabajadores en los Estados miembros y para que los monopolios europeos puedan competir con los monopolios de otros centros imperialistas. El KKE considera que la UE es una construcción reaccionaria, depredadora, que no se puede transformar por dentro y convertirse en un “agente de la paz” porque tiene en su ADN la ganancia capitalista, la causa básica que provoca en estos días las guerras imperialistas. El llamamiento de SYRIZA que pide que el “lobo” ponga la ropa de una oveja es engañoso.
5.5. La solución del “mundo multipolar”
Algunas fuerzas consideran como imperialismo sólo el “imperio” de los EE.UU. y en esta base saludan el surgimiento de potencias capitalistas emergentes en los asuntos mundiales, así como la aparición de nuevas uniones interestatales (BRICS, Organización de Cooperación de Shangai, Organización del Tratado de la Seguridad, ALBA etc.) constituidas por Estados capitalistas, de contenido económico, político y militar. Estos desarrollos han sido saludados como el principio de un “mundo multipolar” que “reformará” y dará “un nuevo aire” a las Naciones Unidas y los demás organismos imperialistas, para escapar de la “hegemonía” de los EE.UU. Estos argumentos concluyen a que de este modo se puede asegurar también la paz.
En realidad las fuerzas políticas de matices ideológicos diferentes reconocen las contradicciones interimperialistas y el aparente reordenamiento en el sistema mundial y caracterizan como “democratización” las relaciones internacionales, como “mundo multipolar” la tendencia de que cambie la correlación, tal como se formó después del derrocamiento del socialismo en los países socialistas, así como la ampliación e intensificación de la actividad de la OTAN, de la UE en los últimos 20 años. La nueva correlación incluye el fortalecimiento de Alemania, Rusia, China, Brasil y otros Estados.
Sus diferentes propuestas como son la ampliación del Consejo de Seguridad de la ONU con otros países o el aumento del papel mundial de la UE o incluso de Rusia y China en los asuntos internacionales, no son capaces de controlar los desarrollos. Esto es porque no pueden impedir las contradicciones interimperialistas que se manifiestan por las materias primas, la energía y las rutas de transporte, la lucha por las cuotas de mercado. El antagonismo monopolista conduce a intervenciones militares y guerras locales y generalizadas. Este antagonismo se lleva a cabo con todos los medios que tienen los monopolios y los Estados capitalistas que expresan sus intereses, se refleja en los acuerdos interestatales que son continuamente disputados debido al desarrollo desigual. Este es el imperialismo, fuente también de ataques militares de menor o mayor alcance.
La discusión acerca de la “nueva gobernabilidad democrática mundial” con “transparencia”, “participación” y “solidaridad social”, sembrada por fuerzas socialdemócratas y oportunistas tiene como meta embellecer ideológicamente las nuevas correlaciones en la barbarie capitalista, imperialista, con el objetivo de desorientar a los trabajadores.
Los trabajadores no tienen ningún interés en creer que es posible “democratizar” el capitalismo y las relaciones internacionales y elegir el imperialista que supuestamente lo llevará a cabo.
Cabe mencionar que Lenin se posicionaba ante este asunto empleando un ejemplo muy concreto: “Un país digamos que posee tres cuartas partes de África mientras que otro una cuarta. El contenido objetivo de su guerra es el nuevo reparto de África. ¿De qué país debemos desear el éxito? El problema, tal como lo afirmó anteriormente, es absurdo, porque hoy día no valen los antiguos criterios de evaluación: No hay un largo proceso de un movimiento burgués por la liberación, ni el largo proceso de la decadencia del feudalismo. La democracia contemporánea no tiene por qué ayudar el primer país de consolidar su “derecho” sobre las tres cuartes de África, ni tampoco ayudar al segundo país (incluso si este se ha desarrollado a nivel económico más rápidamente que el primer país) para controlar las tres cuartas.
La democracia contemporánea se mantendrá fiel a sí misma sólo si no se une con ninguna clase burguesa imperialista, sólo si dice que ambos son igualmente malos, sólo si desea a cada país la derrota de la burguesía imperialista. Cualquier otra solución será prácticamente nacional-liberal y no tendrá que ver nada con el internacionalismo genuino”[22].
Y concluyó diciendo: “Sin embargo, en realidad hoy es indiscutible que la democracia actual no puede ir a remolquede la burguesía imperialista reaccionaria – independientemente de qué “color” será está burguesía (…)”
5.6. La postura del KKE en relación con las contradicciones y el caso de una guerra
El KKE con sus resoluciones del 19º Congreso, está preparando y orientando a las masas obreras y populares para el posible caso de intervención de nuestro país en una guerra imperialista. El Programa del KKE, aprobado en 19º Congreso, señala que: “Se están aumentando los peligros en la amplia región, de los Balcanes hasta el Oriente Medio, de una guerra imperialista generalizada y la participación de Grecia en esta. La lucha por la defensa de las fronteras, los derechos soberanos de Grecia, desde el punto de vista de la clase obrera y de los sectores populares es inseparable de la lucha por el derrocamiento del poder del capital. No tiene nada que ver con la defensa de los planes de uno u otro polo imperialista, la rentabilidad de uno u otro grupo monopolista”[23].
En esta base se entiende que el KKE trata con criterios clasistas la cuestión de la defensa del país (fronteras, derechos soberanos generales) es decir desde el punto de vista de la clase obrera y de los sectores populares; que la conecta con la lucha por el desencadenamiento de los planes y las uniones imperialistas, por el derrocamiento del capitalismo y la construcción de la sociedad socialista.
De todos modos es una enseñanza histórica que incluso en condiciones de ocupación, de eliminación de la formación nación-Estado, la clase obrera no puede dar la lucha contra la ocupación desde el mismo punto de partida con la burguesía, no puede aliarse con ninguna de sus secciones. Para la clase obrera y los sectores populares pobres la guerra y la ocupación son la continuación de la explotación capitalista, producto del dominio económico y político del capital. La clase obrera lucha contra la indigencia, la opresión y la violencia del ocupador, la intensidad de la explotación, contra los acuerdos imperialistas internacionales. Su “patria” es una patria liberada de los capitalistas, fuera de las coaliciones imperialistas, una patria que será el propietario de la riqueza que produce, donde la clase obrera estará en el poder. La guerra de la burguesía por su propia “patria” –independientemente de si se alía con la ocupación extranjera o si resiste- de nuevo se llevará a cabo para los intereses de los grupos monopolistas, para la rehabilitación de un acuerdo sobre el reparto de los mercados que favorecerá los monopolios nacionales, no los intereses obreros y populares.
El KKE ha sacado conclusiones necesarias de la lucha armada que llevó a cabo durante la Segunda Guerra Mundial, contra la ocupación extranjera fascista triple (alemana, italiana, búlgara) del país. En aquel entonces, a pesar de la superioridad de los grupos armados de EAM – ELAS, guiados por el KKE, nuestro Partido, desafortunadamente, no se logró vincular la lucha antifascista, la lucha contra la ocupación extranjera con la lucha por el derrocamiento del poder del capital en el país porque en sus filas no se ha elaborado una estrategia respectiva. Hoy día, sacando conclusiones valiosas de la trayectoria histórica de nuestro Partido, trazamos una estrategia frente a los peligros de implicación de nuestro país en nuevas guerras imperialistas locales, regionales o más generalizadas.
La Resolución Política del 19º Congreso destaca: “En todo caso, sea cual sea la forma que tome la participación de Grecia en la guerra imperialista, el KKE debe estar listo para dirigir la organización independiente de la resistencia obrera y popular, para conectarla con la lucha por la derrota de la burguesía nacional y extranjera como invasor.” [24]
En las condiciones de una guerra imperialista, la vanguardia política de la clase obrera, su Partido, debe destacar la necesidad de la unidad clasista de los trabajadores, de la alianza con las fuerzas populares, la dimensión internacionalista de la clase obrera y las tareas que derivan de esta. La postura ante la guerra es la postura ante la lucha de clases y la revolución socialista, es la lucha por la transformación de esta guerra en lucha clasista armada, la “única guerra por la liberación”, según decía Lenin. Son valiosas las elaboraciones de Lenin que mientras desarrollaba la teoría del eslabón débil, es decir entreviendo la posibilidad deuna mayor agudización de las contradicciones, la formación de una situación revolucionaria previamente en un país o grupo de países, estableció científicamente la posibilidad de que la revolución prevalezca al principio en uno o más países. Consecuentemente, en tal guerra la coordinación, las consignas comunes y la actividad común con el movimiento comunista de otros países constituyen una condición importante para la perspectiva de estallido y victoria de la revolución socialista en más países, la posibilidad de otro tipo de cooperación o unión de Estados, en base a la propiedad social, la planificación central con el internacionalismo proletario.
Al mismo tiempo, el KKE está intensificando su lucha contra el oportunismo porque como señaló Lenin “la lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo” [25].
Nosotros, los comunistas que basamos nuestros análisis en la teoría del socialismo científico, sabemos muy bien que la guerra es la continuación de la política por otros medios, en particular violentos. La guerra surge en el terreno del conflicto de los intereses económicos distintos, que trascienden todo el sistema capitalista. Es por eso que, aunque la guerra en condiciones del capitalismo es inevitable (tal como las crisis económicas, el desempleo, la pobreza etc), al mismo tiempo no es un fenómeno natural. Es un fenómeno social ya que está conectado a la naturaleza de la sociedad en que vivimos. La sociedad que tiene como “piedra angular” la rentabilidad de los que poseen los medios de producción. Los monopolios y su poder dan lugar a la guerra imperialista. En conclusión, nuestra lucha por una sociedad donde los medios de producción sean propiedad popular (y no propiedad de la minoría), donde la economía funcione de manera planificada a nivel central y controlada por los propios trabajadores, teniendo como objetivo la satisfacción de las necesidades populares (no el aumento de las ganancias de los capitalistas), está conectada indisolublemente a la lucha contra la guerra imperialista, contra la “paz” que imponen los imperialistas con la pistola en la cabeza del pueblo y que prepara las nuevas guerras imperialistas.
Sin embargo, esta constatación, que mientras existe el capitalismo existirán las condiciones que dan lugar a la guerra, no es fatalismo. Lo contrario. Nos dirigimos a la clase obrera del país, a los pueblos de nuestra región y destacamos que sus intereses se identifican con la lucha común anticapitalista, antimonopolista, por la retirada de los organismos imperialistas, el desmantelamiento de las bases militares extranjeras y de las armas nucleares, el regreso de las fuerzas militares de las misiones imperialistas, la manifestación de solidaridad con cada pueblo que lucha y pretende trazar su propio camino de desarrollo. Por el desencadenamiento de nuestro país de los planes y las guerras imperialistas. Para que la consigna “¡Ni territorio ni mar a los asesinos de los pueblos!” se convierta en realidad. Esta es una lucha diaria. Una lucha con objetivos concretos, llevada a cabo por los comunistas de manera unificada con la lucha por el poder, no separada de ella.
Porque siguen siendo actuales las posiciones de Lenin que subrayó que: “las consignas de pacifismo, de desarme internacional en las condiciones del capitalismo, de los tribunales de arbitraje etc. son más que una utopía reaccionaria, son un engaño abierto de los trabajadores cuyo objetivo es desarmar al proletariado y distraerlo de su tarea de desarmar a los explotadores.
Sólo la revolución proletaria, comunista puede sacar a la humanidad del callejón sin salida que han creado el imperialismo y las guerras imperialistas. Sean cuales sean las dificultades de la revolución y los posibles reveses temporales, o las olas de la contrarrevolución, la victoria final del proletariado es inevitable”. [26]
ó La situación y las tareas de la Internacional Socialista, v. 26, p.41.
[1]La intervención de la OTAN se hizo bajo el pretexto del “genocidio” de los albaneses de Kosovo por Milosevic, en 1999 y condujo al desmembramiento de Serbia.
[2]La intervención de EE.UU. y de sus “aliados” se hizo bajo el pretexto de las “armas de destrucción masiva” que supuestamente tenía el régimen de Saddam Hussein, en 2003, una intervención que puso Irak en un estado de peculiar trisección en desarrollo (región chiita, sunita y curda).
[3]En 2001, la OTAN, bajo el pretexto de la “promoción de la democracia” en el marco de la llamada “Primavera Árabe” procedió a la intervención imperialista con consecuencias trágicas para el pueblo de Libia.
[4]V.I.Lenin:El imperialismo, fase superior del capitalismo,Obras Completas, v. 27, p. 395.
[5]Según informes de los EE.UU., el primer ministro de Grecia, Antonis Samaras, durante su reunión con el presidente de EE.UU., Barak Obama, el 9/8/2013 en Washington, le informó de que el gas natural en el subsuelo de Grecia (Mar Jónico-Sur de Creta) se estima a unos 4,7 billones metros cúbicos. Estas cantidades, junto con los 4,5 billones de metros cúbicos en la ZEE de Chipre y de Israel, pueden cubrir el 50% de la demanda de la UE por 30 años.
[6]Son características las posiciones peligrosas que expresan figuras del gobierno de Albania, que promueven reivindicaciones territoriales a expensas de muchos Estados vecinos, de anexión de territorios, en el nombre de la “autodeterminación” o de la “Gran Albania”. Reivindicaciones similares se promueven en Rumania a expensas de Moldava y Ucrania. Respectivamente, la burguesía de Turquía, con el gobierno de Erdogan y el “neo-otomanismo” como vehículo, trata de utilizar la religión, las tradiciones y las minorías de la región, para atrapar a los trabajadores en un plan de fortalecimiento de su papel no sólo en los asuntos regionales sino además internacionales jugando ya un papel sucio en los acontecimientos en Siria, y también promoviendo reivindicaciones a expensas de Grecia en el mar Egeo.
[7]Cabe destacar en este punto que nosotros, los comunistas, no tratamos el asunto de la autodeterminación fuera de la posición leninista que: “las distintas reivindicaciones de la democracia, incluyendo la de la autodeterminación, no son algo absoluto, sino una “partícula” de todo el movimiento democrático (hoy socialista) mundial. Puede suceder que, en un caso dado, una particular se halla en contradicción con el todo; entonces hay que desecharla.» (V.I.Lenin: Balance de la discusión sobre la autodeterminación, Obras Completas, v. 30, p. 39).Particularmente sobre el asunto kurdo, que destaca directamente (debido a la trisección de Irak, de la actividad armada independiente de la población kurda en Siria, así como a las discusiones del líder encarcelado de los curdos de Turquía, A.Ocalan con el liderazgo turco), es muy actual la evaluación establecida en elComunicado Común del Partido Comunista de Turquía y del KKE, que: “Los dos Partidos Comunistas consideran que un asunto clave en la región, que se entrelaza con varios planes imperialistas en el Oriente Medio, en los Balcanes, en Eurasia, es la cuestión kurda. Aunque para la clase obrera la cuestión kurda es una cuestión de igualdad, de justicia, de libertad, para los imperialistas es una cuestión de promoción de unos y otros intereses económicos, de correlaciones geopolíticas, de antagonismos y equilibrios, de control sobre los depósitos energéticos y de las rutas de transporte. Para nosotros es obvio que la cuestión kurda no se puede resolver a favor de los pueblos de la región con las contribuciones de EE.UU., la OTAN y la UE., en función de sus propios objetivos. La cuestión curda no se puede resolver mediante la supuesta “apertura democrática” delΑΚΡ, que está siendo promovida para establecer en realidad su propio poder burgués, de facilitar la rentabilidad del capital a través del sentimiento religioso. La cuestión kurda se resolverá a favor de los pueblos de la región solamente si está ligado a la acción antiimperialista consecuente, la lucha por la victoria y la consolidación del poder obrero, la lucha por el socialismo. La cuestión kurda será resuelto a través de procesos revolucionarios, con ideales revolucionarios, no con los planes y las “garantías” de los imperialistas” (diario Rizospastis, sábado 26 de marzo de 2011).
[8]V.I.Lenin: La catástrofe que nos amenaza y como combatirla, v.34, p.193.
[9]V.I.Lenin: La catástrofe que nos amenaza y como combatirla, v.34, p.193.
[10] V.I.Lenin: Bajo una bandera ajena, v. 26, p. 142.
[11]I.V.Stalin. Informe ante el 18º Congreso del Partido Comunista (b) de la URSS, v.14.
[12] Los EE.UU. sigue siendo la principal potencia económica, pero con una reducción significativa de su cuota en el Producto Bruto Mundial. Hasta 2008, la zona Euro en su conjunto, mantenía la segunda posición en el mercado capitalista internacional, pero la perdió durante la crisis. Ya China se ha convertido en la segunda potencia económica, ha sido fortalecida la alianza BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) en las uniones capitalistas internacionales, como son el FMI, el G-20. El cambio en la correlación de fuerzas entre los Estados capitalistas, trae también cambios en las alianzas ente ellos, dado que se intensifican las contradicciones interimperialistas sobre el control y el reparto de territorios y mercados, zonas de influencia económica, sobre todo de recursos energéticos y naturales, de rutas de transporte de mercancías.
[13]Programa del ΚΚΕ. Fue aprobado por el 19οCongreso (11-14/4/2013).
[14]En condiciones de dominio del poder del capital, los recursos naturales son la “manzana de la discordia” entre los monopolios y los Estados capitalistas que compiten por el control y la explotación de los recursos naturales sin vacilar en masacrar a los pueblos, destruir el medio ambiente para asegurar sus ganancias mientras que el pueblo paga ya demasiado caro el petróleo y el gas natural, la energía. Del propio desarrollo surge la necesidad de utilizar los recursos naturales a favor de los trabajadores también a través de la cooperación mutua de los pueblos. Una precondición para esta perspectiva es que en cada país el poder pase a las manos de la clase obrera, para que abra el camino de la socialización de los recursos naturales, de los medios de producción concentrados, que deben convertirse en propiedad popular, y que la economía se desarrolle en base a la planificación central y el control popular.
[15]No es una casualidad que Irán, que en esta fase apoya Siria, comentó que un ataque contra Siria será también un ataque contra Irán y que en tal caso Irán atacará contra bases de los EE.UU. en la región. Así que el “fuego” que encienden los imperialistas puede tomar grandes dimensiones y los peligros para el pueblo de Grecia son más que obvios. Creta, y en concreto la base de Souda dista 2000 kilómetros de Irán (2,5 miles de kilómetros de Tejerán). El alcance de los misiles iraníes Sangil es de 2,5 miles de kilómetros.
[16]Durante los últimos años, sobre todo después de la intensificación en las relaciones entre Israel y Turquía, se promueve por la burguesía de Grecia una cooperación más estrecha con Israel. Esta cooperación prevé tanto la promoción de los intereses económicos (p.ej. eje para la utilización del gas natural, instalación de un cable eléctrico que conectará Grecia-Chipre-Israel), sí como la cooperación con objetivos estratégicos, en que participan aviones militares de Israel en ejercicios militares en Grecia. A pesar de las reacciones del KKE ejercicios tienen lugar a menudo cerca de Creta, donde están instalados los sistemas anti-aviones de construcción rusa C 300, con el objetivo de preparar a los pilotos israelíes en un ataque posible contra Irán.
[17]Los gobiernos griegos, tanto de la ND derechista, como del PASOK socialdemócrata, en el marco de las cumbres de la OTAN y de la UE, han firmado en los últimos 30 años varias alianzas que constituyen un retroceso de los derechos soberanos de Grecia en el mar Egeo.
[18]La burguesía de Grecia pretende fortalecer sus alianzas internacionales para encontrar capitales extranjeros para cooperar en cuanto a la explotación de recursos naturales, para convertir el país en un “nodo” para las necesidades energéticas y comerciales de la UE, y para que se beneficie del reparto del “botín” tras las intervenciones imperialistas, p.ej. con términos más favorables a la exportación de capitales por empresas nacionales de construcciones, empresas de telecomunicaciones, sector bancario etc.
[19]V.I.Lenin, La cuestión de la paz, v. 26, p. 303.
[20] V.I.Lenin:Las tareas de la socialdemocracia revolucionaria en la guerra europea, Obras Completas, ed. Sinchroni Epochi,v. 26, p. 1.
[21] Entrevista en el canal de televisión ANT1, 24 de mayo de 2014.
[22] V.I.Lenin: Bajo una bandera ajena, Obras Completas, ed.Sinchroni Epochi,v. 26, pp. 140-141 y 146.
[24]Resolución Política del 19º Congreso.
[25] V.I.Lenin: El imperialismo, fase superior del capitalismo, Obras Completas, ed. Sinchroni Epochi, v.27, p. 424.
[26]V.I.Lenin: Programa del Partido Comunista (b) de la URSS, Obras Completas, ed. Sinchroni Epochi, v. 38, p. 421.