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El derrocamiento del sistema capitalista podrido, la lucha por el Socialismo es la necesidad de nuestros tiempos*

El gran cambio revolucionario por el que luchamos, exige que estemos ya, hoy, en la vanguardia de la agitación y de la organización de la lucha de nuestro pueblo, para que salga de la oscuridad de la desinformación, de la miseria y del fatalismo. Para que se impregne del espíritu de la desobediencia, de la resistencia, de la fe en su fuerza, mostrando desconfianza al gobierno de la ND y a los demás partidos del sistema.
Por eso es importante y merece un gran aplauso la acción de miles de militantes y amigos de la KNE que junto con el Partido bloquean el paso a las caravanas de guerra de la OTAN, que no escatiman esfuerzos y salen a las calles de la lucha por la causa justa del pueblo de Palestina, que se esfuerzan por difundir el Rizospastis y el Odigitis, que no dejen que se olvide el crimen de Tempe y sus verdaderas causas, que luchan por servicios exclusivamente públicos y gratuitos de Sanidad y Educación, que están al lado de los trabajadores que defienden su huelga frente a las fábricas y los muelles, que en el ejército no se bajan la cabeza y se oponen a las guerras imperialistas en las que está implicado nuestro país, que luchan contra las drogas y todo tipo de dependencias, que luchan contra la participación de Grecia en los planes imperialistas y las guerras de EE.UU.-OTAN-UE e Israel, que luchan para que se cierren las bases de EE.UU.-OTAN en nuestro país, que lo convierten en objetivo de represalias y en verdugo a expensas de otros pueblos y tantas otras cosas importantes que hace hoy la KNE al lado del KKE.
El sistema capitalista da lugar a guerras, pobreza y miseria para los pueblos mientras que un puñado de “dinosaurios” monopolistas sacan miles de millones de ganancias. Tales son las guerras que están en curso en los últimos tres años en Ucrania, así como en Oriente Medio, Sudán, Libia, Cachemira y otros lugares, así como las que están surgiendo en el Pacífico o en el Ártico y en muchos otros lugares de nuestro planeta. Están dirigidas por unos pocos para servir a los intereses de unos pocos, los capitalistas. El precio lo pagan los muchos con su sangre, con la destrucción de infraestructura, con el desarraigo, las olas de refugiados, la carestía, etc.
En las últimas décadas hemos sido testigos de un cambio de enormes dimensiones en la correlación de fuerzas económica, política y militar. Un elemento básico de la lucha a nivel internacional es el cuestionamiento de la supremacía de EE.UU. y del bloque de potencias de la OTAN y de la UE en el sistema imperialista internacional. Frente a la alianza euro-atlántica surge la alianza euro-asiática que está en proceso de formación, cuyas potencias principales son China, que reivindica la supremacía frente a EE.UU. en el sistema capitalista mundial, y Rusia que sigue siendo la 2ª potencia militar más fuerte.
Pero ¿cómo hemos llegado a este punto? ¿Cómo es posible que China, que hace 25 años no representaba ni siquiera 1/3 de la economía estadounidense, se dispute hoy con EE.UU p.ej. sobre cuál será la mayor economía en el mundo? O sobre ¿quiénes serán más poderosos y numerosos: los multimillonarios estadounidenses o los multimillonarios chinos?
Esto ocurre porque el sistema capitalista se desarrolla de manera desigual y este desarrollo desigual del capitalismo conduce a cambios en el sistema imperialista mundial, así como a la agudización de las contradicciones a nivel local, regional e internacional. Estas contradicciones, a su vez, si no se encuentra alguna manera a apaciguarlas por medios políticos, conducirán a la guerra que es la continuación de la política por otros medios, violentos.
Vemos que los preparativos bélicos están “en rojo”. Con el aumento de los gastos militares tanto en los Estados miembros de la OTAN y la UE como en el planeta en general. No se trata solo de recursos económicos que se sustraen de las necesidades del pueblo en materia de Salud, Educación y otras necesidades sociales. Esta transición conlleva nuevas medidas antilaborales, como se ve del intento de establecer una jornada laboral de 13 horas en Grecia y en los demás países de la UE. No muy lejos del modelo chino “996”, es decir, trabajo de las 9 de la mañana hasta las 9 de la tarde, 6 días a la semana, que implementa la gran patronal del país, violando cualquier legislación laboral formal.
El mundo actual que está en llamas, que está desgarrado por crisis e impasses, ofrece muchas más pruebas de lo que ha destacado el KKE a lo largo del tiempo; es decir que la organización de la economía que tiene como fin el máximo beneficio para los capitalistas solo ofrece guerras, crímenes, explotación e injusticia. Es una utopía creer que este sistema se puede corregir.
El derrocamiento de este sistema podrido, la lucha por el Socialismo, la propuesta política de salida del KKE es la necesidad de nuestros tiempos, es realista ante todo porque está al interés del pueblo y sirve a los trabajadores.
Esta es la responsabilidad que asume el KKE y la llevará hasta el final, hasta el derrocamiento revolucionario del sistema de explotación capitalista, de injusticia y guerras.
El establecimiento de un verdadero poder y gobierno obrero-popular que lidere la construcción de una nueva sociedad en Grecia sin la explotación del hombre por hombre, el socialismo-comunismo.
Por esta sociedad vale la pena luchar, hacer todo sacrificio, entregar todas nuestras fuerzas.
En este camino seguiremos con aún mayor determinación.
* Extractos del discurso de Elisseos Vagenas, miembro del CC del KKE y jefe de la Sección de Relaciones Internacionales del CC del KKE, en un evento en el marco del 34º Campamento Anti-imperialista de la KNE bajo el tema: “Con los pueblos hasta la libertad, contra el sistema de injusticia y guerras”.